Solón y el Chaturanga por Toni Pont

Como todos sabréis en la excavación de unos vestigios de la Grecia clásica se ha encontrado una tablilla y unas piezas del juego del Chaturanga, uno de los antecesores de nuestro ajedrez. Este relato es una explicación plausible del porqué de ese hallazgo.

El viaje de Solón a Lidia invitado por Creso, su rey.

La fama de Solón de sabio y hombre justo hizo que su prestigio se extendiera mas allá del Ática y de las ciudades estado griegas. Tanto fue así que, tras dejar su cargo de arconte abandonó Atenas durante diez años viajando por Chipre, Egipto y Lidia. Cuando el rey Creso de Lidia supo que Solón se encontraba cerca de sus tierras, no dudó en invitarle a que lo visitara en su morada.

Cuando Solón entró en su corte vio uno tras otro a varios cortesanos, y a todos los confundió con el rey dada la extrema riqueza y lujo en que vivían todos ellos, comparado con la austeridad que, generalmente, formaba parte de la vida de los atenienses, algo que estos consideraban como una virtud. Por fin llegó a Creso, que por supuesto intentaba impresionar a Solón, vestido en toda su magnificencia y riqueza, pero Solón no era fácilmente impresionable ni por las riquezas ni por el poder y pronto lo demostró.

  • ¿Qué es esto? – preguntó Solón tras las presentaciones de rigor, refiriéndose a una tablilla dividida en 64 espacios de color rojo y verde alternativo y unas piezas achatadas de cuatro colores sobre ella, dispuestas a cada borde, con unos dados en el centro.
  • Es un chaturanga. – intervino uno de los principales cortesanos – Se trata de un regalo entregado a nuestro rey por unos comerciantes procedentes del norte de la India. Parece que allí es un juego muy popular entre sus principales dirigentes.
  • Y ¿cuáles son las normas y el objetivo de este juego?

Ya se encontraba el interlocutor de Solón presto a contestar cuando Creso lo detuvo con una mirada, molesto por la falta de reacción de su invitado. Hizo que sus sirvientes abrieran sus habitaciones privadas y le mostraran a Solón la inmensidad de sus arcas. Entonces le preguntó:

      – ¿Has conocido nunca a un hombre más feliz que yo?

  • Si -respondió Solón – a Telo un ciudadano de la clase media ateniense, vivió una vida honesta, dejó atrás a hijos de buena reputación y murió tras dejar una vida sin experimentar necesidad o deseo.

Sin darse por vencido Creso pregunto de nuevo:

– ¿Alguna vez has conocido a alguien más afortunado?

 – Si. A Cleobis y Bitón, dos hermanos que cuando los bueyes de su madre estaban demasiado cansados, cuando la llevaban a ofrecer sacrificios a los dioses, al punto de que no iba a llegar a tiempo, tomaron el yugo, lo colocaron sobre sus espaldas y al llegar a las festividades ella bajo de su carro bajo los aplausos de la gente por el amor y la devoción demostrada por sus hijos. Después de participar en los festejos, ambos se durmieron para no volver a despertar nunca. Murieron admirados, amados y celebrados por su gente.

En ese momento Creso ya estaba enojado. Consideraba a Solón un hombre muy extraño y estúpido.

  • ¿Es que no nos cuentas como hombres felices? -en un tono enfurecido- ¿No nos consideras con todas estas riquezas y con la libertad que tenemos, no piensas que yo soy feliz?

A lo que Solón respondió:

  • ¡Oh, rey de Lidia! Los dioses nos han dado a los griegos todas las bendiciones, con moderación. Y esta moderación nos ha dado un tipo de sabiduría que se mide. Una sabiduría para la gente común y no para los reyes y sus espléndidas riquezas. Esta sabiduría, tal como es, al observar que la vida humana está siempre sujeta a cambios, nos impide ser vanos respecto a las cosas que tenemos en este momento y nos recuerda que debemos tener en cuenta que mientras vivimos, las cosas siempre pueden cambiar. Mientras se está en vida nada, ni riqueza, ni dinero, ni felicidad, está garantizado y el futuro de todos es siempre incierto. Sin embargo, cuando los dioses le dan prosperidad a un hombre hasta el final de sus días, ese hombre lo consideramos feliz. Porque llamar feliz a alguien mientras todavía está vivo es como darle un premio a un atleta mientras todavía está en mitad de la carrera. El veredicto sería inseguro y sin autoridad.

Desconcertado por el insólito pensamiento, Creso mandó regalar el extraño juego que tanto había interesado al extranjero y lo despidió todavía más convencido de su estupidez.

El Chaturanga es un juego originario del norte de la India. Se jugaba con dados y se cree que la invasión de la India por Alejandro Magno propició la fusión de la petteia – juego de estrategia de la Grecia clásica- y el Chaturanga, desapareciendo el uso del dado. (siglo IV a.C.)

Solón fue uno de los siete sabios de la Grecia antigua, nació en el 640 a.C. (según otras fuentes en el 638 a.C.) para algunos en Salamina, isla que pertenecía a Atenas y que nuestro protagonista incitó a recuperar en un encendido discurso, ya que la habían perdido en manos de Megara, en una batalla en la que Solón participó. Su logro más importante fue la reforma de la Constitución en 594 a.C. Pero su vida fue tan variada y bastante extensa para la época que vale la pena interesarse por ella. Falleció en el 558 a.C.

Su entrevista con Creso (591 a.C. – 546 a. C.), por las evidentes dificultades cronológicas nos hacen pesar que probablemente se trate de un mito recogido por Plutarco, más si tenemos en cuenta que Creso no ascendió al trono hasta el año 561 a.C.

Relato inédito.

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